Sohbet 30: "La Montaña"

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  Hablaré con el jardín Hablaré con el que se fue Todos quieren mi montaña Todos quieren mi montaña De la mitad de las sombras La mitad partida, siempre Solo quedan las alturas Solo quedan las alturas Trepen a los techos, ya llega la aurora Trepen a los techos, ya llega la aurora Andaré por el corral Donde no hay cautivos ya Pagarán por mi montaña Pagarán por mi montaña Comeré lo que comer Dormiré y me afeitaré La montaña es la montaña La montaña es la montaña Trepen a los techos, ya llega la aurora Trepen a los techos, ya llega la aurora Introducción: «La montaña» es una canción incluida en su álbum solista Pelusón of milk editado en 1991. Interpretación: De la mitad de las sombras La mitad partida, siempre El tema comienza con la dualidad. Entre “el jardín” y “el que se fue” . Rumi decía: “Como una sombra, soy y no soy." "Tú eres una sombra: ¡aniquílate en los rayos del Sol! ¿Cuánto tiempo seguirás contemplando tu sombra? ¡Contempla también Su luz!” Hablar con el Jardín...

Sohbet 25: "Muchacha (Ojos de papel)"

 


Muchacha ojos de papel
Adónde vas, quédate hasta el alba
Muchacha pequeños pies
No corras más, quédate hasta el alba

Sueña un sueño despacito entre mis manos
Hasta que por la ventana suba el sol
Muchacha pies de rayón
No corras más, tu tiempo es hoy

Y no hables más muchacha
Corazón de tiza
Cuando todos duerman
Te robaré un color

Muchacha voz de gorrión
Adónde vas, quédate hasta el día
Muchacha pechos de miel
No corras más, quédate hasta el día

Duerme un poco y yo entretanto construiré
Un castillo en tu vientre hasta que el sol
Muchacha te haga reír
Hasta llorar, hasta llorar

Introducción:

El álbum Almendra I contenía una serie de tres jeroglíficos (lágrima, ojo, flecha) para identificar el contenido de las canciones, relacionadas a su vez con diversos aspectos del famoso "hombre de la tapa" del álbum. De las letras de Luis a “Muchacha”, “Plegaria para un niño dormido” y “Figuración” le correspondió una lágrima, que según decían las instrucciones, significaba que era uno de los "temas que están en el brillo de la lágrima de mil años que llora el hombre de la tapa".

"No solo del canto vive la Almendra", Spinetta ilustró la canción con un dibujo de significación incierta, en la que varias figuras alargadas se superponen unas sobre otras curvándose progresivamente hacia la derecha y de cuyo centro brotan mariposas. Debajo del dibujo hay un texto que dice:

Lo más simple, lo menos gastado, lo tan importante. 


En el recital de Spinetta y las Bandas Eternas (Estadio de Vélez, 4 de diciembre de 2009), Luis reconoció haberse inspirado a un nivel inconsciente en el tema "Mariposas de madera" de Miguel Abuelo, para componer "Muchacha". En sus propias palabras: «Yo creo sencillamente que existe Muchacha porque existe Mariposas de madera. Inconscientemente me lo afané...: «ojos de papel, mariposas de madera... Les juro que no fue adrede, pero reconozco que algo de eso hay».

“Poema de la Mariposa” por Rumi:

“La gente de este mundo es como las tres mariposas frente a la llama de una vela.
La primera se acercó y dijo: yo sé de amor.
La segunda tocó la llama levemente con sus alas y dijo:
Sé cómo puede arder el fuego del amor.
La tercera se arrojó al corazón de la llama y se consumió.
Ella sola sabe lo que es el verdadero amor.”

Miguel fue un gran adepto de la literatura sufí.

Islam en “Abuelos de La Nada”:

En el tema “Cosas mías” se puede escuchar a Miguel Abuelo decir “¡Allah! ¡Alhamdulillah!”, ¡oh Divinidad! ¡Todas las alabanzas son para Ti!.



Interpretación:

Hacemos un repaso sobre aspectos de la poesía sufi:

Del artículo de Dionisio Cañas “Caminando hacia el país invisible: sufismo y erotismo” extraemos lo siguiente:

“El sufismo es mucho más que una filosofía. Es una forma de ser y de comportarse en la vida cotidiana, porque toda espiritualidad parte de algo muy concreto: un cuerpo pensante, un cuerpo que ama y odia, un cuerpo que desea y tiene sed de otros cuerpos,  igual que todos los hombres y mujeres que no buscan respuestas espirituales o metafísicas para sus necesidades más perentorias, como puede ser la de una vida sexual plena. Entonces, para los sufís, ¿es el deseo y la sensualidad solo un jardín de donde extraer símbolos e imágenes de la Unidad divina sin consecuencias en la vida real?  ¿Qué hay detrás de sus poemas, de sus metáforas, del efebo que escancia el vino espiritual en la taberna del Amado? Más allá de la mirada de Dios, ¿no es la escritura el velo que oculta otra mirada?

Precisamente de eso tratan los apartados siguientes, de cómo ser uno mismo sin desatender la vida interior. Parte de esa vida, exterior e interior, es nuestro deseo, nuestra sexualidad. Ya sea que deseemos a Dios o al vecino o la vecina de enfrente, negarlo es suprimir una parte fundamental de nuestra humanidad, tanto en su forma carnal como espiritual.

En los textos sobre sufismo se habla muy poco de sexualidad. No obstante, la poesía sufí es muy sensual, aunque la intencionalidad sea espiritual. De hecho, cuando se han traducido algunos poemas místicos donde se habla del “escanciador” en las tabernas de la espiritualidad, de la ebriedad, del vino, se da cierta ambivalencia al traducir del persa el vocablo escanciador/escanciadora. En la edición 101 poemas de Hafez Shirazí, poeta persa del siglo XIV, escribe Clara Janés: “La escanciadora [del vino] cobra en Hafez un colorido muy singular. Dado que en la lengua persa no existen los géneros, la palabra que se ha traducido por ‘escanciadora’, sagi, puede referirse a un ser femenino o masculino, ambigüedad que, evidentemente, en español no se puede conservar”. 

Para los sufís el simbolismo del amor es fundamental. Tan es así que en sus prácticas espirituales ellos mismos se autodenominan como “los amantes”. 

En la poesía sufí predomina la ambigüedad al referirse al amante: puede ser un joven o una joven. Más allá de las connotaciones eróticas que pueda tener en la vida real lo que aparentemente es solo una simbología espiritual, lo cierto es que abundan en la poesía sufí las descripciones de la belleza de los jóvenes efebos. 

En mi experiencia personal no concibo la posibilidad de ningún tipo de espiritualidad sin que no se tenga en cuenta el erotismo. En mí el deseo puramente carnal deriva con frecuencia en una fraternidad espiritual con la persona amada; el amado se convierte en el amigo. Algo semejante ocurre en el ámbito de la poesía mística sufí, que el amante o la amante se convierten en el Amado, que es como llaman a Dios los sufís más destacados. Esa transfiguración a la Divino de lo puramente físico y carnal todavía no se ha dado en mi caso.

Hasta hace muy poco me avergonzaba de esta doble sentimentalidad, la física y la espiritual: descartaba cualquier posibilidad espiritual y me centraba en el sexo puro y duro. Con el tiempo, y gracias a mis lecturas sufís, he descubierto que entre los muchos caminos que la espiritualidad nos ofrece uno de ellos puede pasar por el erotismo; no como una finalidad última, sino como una etapa que nos lleva potencialmente a la pura espiritualidad inmaterial, al País Invisible.

Pero volviendo al asunto de los escanciadores y las escanciadoras del vino, Reynold A. Nicholson publicaría en 1914 un libro sencillo, aunque revelador, Los místicos del Islam. En este libro se podía leer lo siguiente: “En algunos casos, quizá, la ambigüedad está al servicio de un objetivo artístico, como en las odas de Hafiz, pero, incluso cuando el poeta no mantiene deliberadamente a sus lectores suspendidos entre la tierra y el cielo, es muy fácil confundir un himno místico con una canción báquica o una serenata […] Este simbolismo erótico y báquico [el del vino entre otros] no es, por supuesto, particular de la poesía mística del Islam, pero en ninguna otra parte se despliega de forma tan opulenta y con tal perfección. A menudo ha sido malinterpretado por los críticos europeos, uno de los cuales todavía hoy en día pude describir los éxtasis de los sufíes diciendo que están ‘inspirados en parte por el vino y fuertemente teñidos de sensualidad’. Por lo que respecta al conjunto de los sufíes, esta acusación es completamente falsa”. Y más adelante cita unos versos de Rumi que dicen: “Dios es el Copero (Sagi) y el Vino: / Él sabe qué clase de amor es el mío”.”

Muchacha más allá de tener todos los elementos de la poesía sufí, el alba, la vigilia en la noche, los colores, etc., contiene un concepto muy particular, el Kashf.

Muchacha ojos de papel:

Primero desandaremos el porqué del nombre:

Muchas de las revelaciones de La Divinidad han sido a través de Escrituras. El Corán se refiere a las comunidades que se han formado en torno a un Libro como Ahlul Kitab, La Gente del Libro. Otras revelaciones se han plasmado en Hojas.

Esto se encuentra en las Hojas primeras,  las Hojas de Abraham y de Moisés.” (Corán, Sura 87:18-19)

Lo que Allah, nos ha dicho es que eran Escrituras (suhuf, singular sahifah). El significado básico de la palabra sahifah es lo que se extiende de cualquier cosa, ya sea la hoja de alguna planta, hoja de papel, piel de animal, tabla, o cualquier otra cosa sobre la que se pueda escribir.

Y también se menciona al elemento de escritura:

Sura 96:

"¡Lee –que La Fuente de Todo Sustento es la Más Generosa! (3) Ha enseñado el uso de la pluma (cálamo) (4) enseñó a la humanidad lo que no sabía. (5)"

Necesitamos una hoja, un papel y un elemento de escritura, corazón de tiza.

Kashf (en árabe: كشف) «revelación, desvelar, quitar el velo» es un concepto sufí enraizado en los ideales gnósticos que valoran el conocimiento adquirido por el corazón más que el de por el intelecto.

Kashf describe el estado de experimentar una revelación divina personal después de ascender a través de luchas espirituales y descubrir el corazón (una facultad espiritual) para permitir que las verdades divinas se derramen en él. Kashf está relacionado etimológicamente con mukashafa "revelación" / "irradiación divina de la esencia",  que connota "familiarizarse con las cosas invisibles detrás de los velos".  Para aquellos que han purificado sus corazones y que llegan a conocer los Nombres y Atributos Divinos al máximo de sus capacidades individuales, los velos frente a los reinos puramente espirituales se abren levemente y comienzan a familiarizarse con lo invisible. En el sufismo, existe una capacidad de revelación aún mayor por la cual los misterios divinos se hacen evidentes para el buscador o la buscadora a través de la luz del conocimiento de La Divinidad. A esto se le llama "manifestación" tajalli.

El siguiente pasaje del Corán constituye la base más sólida para la elaboración del concepto sufí de kashf:

[50.22] «Estas cosas te traían sin cuidado. Te hemos quitado el velo y, hoy, tu vista es penetrante».

El verbo "kashafa", pero nunca el sustantivo "kashf" aparece en el Corán una variedad de veces en el sentido de "descubrir" (una parte del cuerpo) o "quitar" (desgracia, peligro) .

Te robaré un color:

Te iré liberando de todas las ataduras:

 Según Rumi, todas las discordancias vienen de la esclavitud al color del mundo sin color.

Ibn Arabi: este místico sufí indica la necesidad de la "revelación divina" (kashf) como medio para comprender la universalidad de la realidad de las realidades (es decir, la universalidad de la unidad de La Divinidad). En fana (auto-aniquilación), el ego individual muere y ocurre la auto-manifestación divina. Esta automanifestación es eterna (ya que viene de La Divinidad), pero la persona la debe repetir continuamente en el tiempo. Por lo tanto, la persona se convierte en una receptora pura necesario para realizar la conciencia pura. Es una especie de barzakh (puente celestial) o intermediario entre la divinidad y la elementalidad, entre el espíritu y la materia, y está abierta a la experiencia de kashf.

Ibn Arabi:

"La Divinidad es como la luz que un cristal vela a la mirada y tiñe de su propio color: incoloro por sí mismo, se te presenta coloreado para ilustrar lo que es tu realidad cuando se la compara con tu Divinidad. Si dices que la luz es verde porque el cristal es de este color, dices la verdad y los sentidos dan testimonio a favor tuyo. Si dices que no es verde ni posee ningún color, siguiendo lo que te indica el sentido común, estás diciendo igualmente la verdad y con ello das testimonio de la evidencia de un intelecto sano."

Los y las sufíes creen que toda persona adoradora genuina tiene la capacidad de experimentar la revelación (revelación personal), pero que esta revelación personal ocurre por la gracia divina. Algunas personas dicen que si un adorador o adoradora no experimenta la develación, "indica que esa persona está persiguiendo el sufismo por una razón que no es el amor hacia La Divinidad solamente". - Sin embargo, esto de hecho es incorrecto. La experiencia de cada persona en el sufismo es diferente, de manera similar a cómo diferentes personas tienen la capacidad de ver diferentes cosas, por lo tanto, se puede confirmar que Kashf no es una habilidad otorgada a todas. La Divinidad es, de hecho, quien hace la revelación una vez que una persona ha renunciado a todas las formas mundanas de conocimiento y su corazón es puro y está abierto a La Divinidad. Es la voluntad de La Divinidad elegir lo que la gente ve y lo que ve la gente. Ibn 'Arabi llama a esto "receptividad interior" a la manifestación (tajalli) de los Misterios Divinos, cuya esencia es mukashafa.

Los eruditos peripatéticos como Avicena, al-Kindi y al-Farabi argumentan que el intelecto sin la ayuda de la revelación divina (kashf) es suficiente para que la persona alcance la verdad última.

Sufíes como Bayazid Bastami, Rumi e Ibn al-Arabi, por el contrario, argumentan que el intelecto limitado es insuficiente y engañoso como medio para comprender la verdad última. Este tipo de comprensión requiere un conocimiento íntimo, personal y directo resultante de la remoción de los velos que separan a las personas de La Divinidad, tal como La Divinidad misma le dio a las personas. Esto es kashf.

El místico del siglo XVIII Khwaja Mir Dard basándose en la terminología tradicional, clasificó las revelaciones de la siguiente manera en su `Ilm al-Kitab:

Kashf kaunī, la revelación en el plano de las cosas creadas, es el resultado de acciones piadosas y purificaciones del alma inferior; se manifiesta en sueños y clarividencia.

Kashf ilāhī, revelación divina, es un fruto de la adoración constante y el pulido del corazón; resulta en el conocimiento del mundo de los espíritus y en el cardiognosis ["lectura del alma"] para que el místico vea cosas ocultas y lea pensamientos ocultos.

Kashf aqlī, revelación por la razón, es esencialmente el grado más bajo de conocimiento intuitivo; puede lograrse puliendo las facultades morales, y también puede ser experimentado por los filósofos y las filósofas.

Kashf īmānī, la revelación a través de la fe, es el fruto de la fe perfecta después de que la persona ha adquirido proximidad a las perfecciones de la profecía. Será bendecido por discursos divinos directos: habla con los ángeles, se encuentra con los espíritus de los profetas y las profetizas y ve la Noche del Poder y las bendiciones del mes de Ramadán en forma humana en el ālam almithāl.

Pechos de Miel:

El maestro sufí Sidi Muhammad Jamal, que Allah le bendiga, en su enseñanza da la siguiente parábola:

“(Mira la abeja) cuando vuela, y va al jardín lleno de diferentes flores, diferentes fragancias y diferentes sabores. Y ella toma todo de cada flor que la encuentra, porque Allah la guía a tomar el amor, con total libertad, de la manera suave.”

Después de eso, ella hace la miel, no para ella, sino para otro/a que busca esta miel para alimentarse de la miel que ella hace. No se preocupa cuando visita alguna flor, y toma lo que necesita, porque La Divinidad la guía en Su perfecto Camino.

Exactamente esto es parte del océano del amor que La Divinidad da a todas las personas que quieren conocer y tomar.

La parábola es una alusión del Arreglo Divino al manifestar la Acción Divina mientras que todas las demás criaturas creadas las llevan a cabo en apariencia, pero en última instancia se hace bajo la inspiración de lo Divino. Esta parábola también demuestra cómo el libre albedrío de la criatura no contradice las acciones divinamente inspiradas.

De la Sura 16 “Las Abejas” del Corán:

– Aleya 68: “Tu Divinidad ha inspirado a las abejas: «Estableced habitación en las montañas, en los árboles y en las construcciones humanas” (edificios, colmenas).

– Aleya 69: “ Comed de todos los frutos y caminad dócilmente por los caminos de vuestro Divinidad. De su abdomen sale un líquido de diferentes clases (colores), que contiene un remedio para los hombres. Ciertamente, hay en ello un signo para gente que reflexiona”.

También ha sido destacado por exegetas, que el Corán se refiera a las abejas como hembras y no como machos, algo que hasta muchos siglos después no fue confirmado.

El Profeta Muhammad comentó que “la miel es un remedio para cada enfermedad, y el Corán es un remedio para todas las enfermedades del alma; por lo tanto, recomiendo ambos remedios, el Corán y la miel”.


“Una Abeja Invisible” por Rumi:

"Mira como el deseo ha cambiado en ti
que claro e incoloro es,
con el mundo creciendo nuevas maravillas
debido a tu cambio.

Tu alma se ha convertido en una abeja invisible.
No lo vemos funcionando
pero está el panal completo.

La altura de tu cuerpo, seis pies más o menos,
pero tu alma se eleva a través de nueve niveles del cielo.

Un barril taponado con tierra
y una espita de madera cruda
guarda en su interior el vino más antiguo de la viña.

Cuando te veo,
no es tanto tu forma física,
pero la compañía de dos jinetes,
tu devoción de fuego puro y tu amor
para el que te enseña.

Luego, el sol y la luna a pie detrás de ellos."


Nos queda muchas imágenes aun por desvelar:

Voz de gorrión, pies de rayón, un sueño despacio entre mis manos, no hablar más, no correr, el tiempo es hoy ….

Que iremos desandando de a poco.

Te invito a compartir tus pensamientos en los comentarios.

 

Artista: Kiarash Ghoncheh Pour,“Mujer Sufi”.

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