Sohbet 30: "La Montaña"
Hablaré con el jardín
Hablaré con el que se fue
Todos quieren mi montaña
Todos quieren mi montaña
De la mitad de las sombras
La mitad partida, siempre
Solo quedan las alturas
Solo quedan las alturas
Trepen a los techos, ya llega la aurora
Trepen a los techos, ya llega la aurora
Andaré por el corral
Donde no hay cautivos ya
Pagarán por mi montaña
Pagarán por mi montaña
Comeré lo que comer
Dormiré y me afeitaré
La montaña es la montaña
La montaña es la montaña
Trepen a los techos, ya llega la aurora
Trepen a los techos, ya llega la aurora
Introducción:
«La montaña» es una canción incluida en su álbum solista Pelusón of milk editado en 1991.
Interpretación:
De la mitad de las sombras
La mitad partida, siempre
El tema comienza con la dualidad. Entre “el jardín” y “el que se fue”.
Rumi decía:
“Como una sombra, soy y no soy."
"Tú eres una sombra: ¡aniquílate en los rayos del Sol! ¿Cuánto tiempo seguirás contemplando tu sombra? ¡Contempla también Su luz!”
Hablar con el Jardín (El Paraíso) y con El que se fue(Sheytán):
De Anas ibn Málik que el Mensajero de Allah dijo:
"Quien pide a Allah por el Paraíso tres veces, el Paraíso dirá: ‘Oh Allah, admítale al Paraíso.’ Y quien busca la protección del Infierno tres veces, el Infierno dirá: ‘Oh Allah protéjale del Infierno"
En el sufismo, de forma similar al dualismo maniqueo, la luz del mundo superior (lâhût/jabarût) es pura blancura; la luz sonrosada de la aurora representa el tránsito de la negrura de la noche de los sentidos y de la aniquilación (fanâ’) a la blancura del alba, la iluminación del espíritu.
La Montaña:
En el libro “El sendero sufi del amor” de Rumi indica:
"Este mundo es como una montaña. Todo lo que digas bueno o malo volverá a ti. Si piensas que has dicho palabras hermosas pero la montaña te devolvió un horrible eco, eso es un absurdo. Si un ruiseñor canta a la montaña ¿podría devolver el sonido de un cuervo, de un hombre o de un asno? Entonces ten por seguro que eres tu quien ha hecho ese sonido."
Aurora:
«Esfuérzate por desprenderte de tu yo en este mundo…
Mira el sol sumergido por completo en el fuego,
con el fin de que la superficie de la tierra se llene de luz.
Cuando Moisés fue hacia la Zarza ardiente ésta le dijo:
“¡Yo soy el agua de Kawthar, descálzate y ven!:
No tengas miedo de mi fuego, pues yo soy como el agua, dulce y agradable.»
«¡Oh compañeros que os levantáis al amanecer!
¿Quién de vosotros percibirá la aurora?
¿Quién nos revolverá como polvo volando?…
O bien, como Moisés en busca del Fuego,
dirigiéndose hacia una Zarza,
¿quién encontrará, yendo hacia esta llama, cien albas y cien auroras?»
«Entonces, de repente, el pájaro, es decir, la atracción divina, volará de su nido hacia ti:
apaga la vela tan pronto como percibas el alba.
Cuando los ojos han sido atravesados, es la luz de la aurora la que los ilumina:
en la cáscara misma contemplan el núcleo.»
Rumi
En el sufismo persa se puede distinguir entre la noche que se iluminará con la aurora y las tinieblas que permanecen, la noche como espera y las tinieblas irreversibles. Según el célebre derviche errante (qalandar) Fakhr al-Dîn ‘Irâqî (m. 688/1289), el gran poeta místico persa contemporáneo de Ibn ‘Arabî y de Rûmî, la cabellera del Amado es una noche profunda que oculta el sol del rostro, al igual que el alba se oculta al otro lado del horizonte. La aurora (shurûq, sahar, fajr), en cambio, es el momento privilegiado para el amante: es un símbolo de renacimiento y de felicidad. En la espiritualidad islámica, el alba, la mañana (subh) (cf. Cor 97:5), simboliza la aparición de la aurora de la Belleza verdadera sobre el horizonte del mundo Invisible, que aleja del corazón del enamorado la oscuridad de las determinaciones.
«Durante toda la noche, permanece levantado como la luna, y espera la aurora.» La aurora es el momento de la muerte espiritual: «extínguete en la aurora», exclama el místico en una expresión similar a la «muerte aurora» de nuestra pensadora. El final del viaje espiritual, el viaje interior del corazón, comporta para el místico su extinción o muerte voluntaria, es decir, la muerte mística anterior a la muerte física.
Al alba, con el frescor de la brisa matinal, se consumen los últimos resplandores de la cera. El santo que logra el conocimiento de Él y alcanza la liberación en vida, no vuelve hacia el mundo para hablar. Después de la oscura noche de los sentidos, los ojos serán atravesados por la luz de la aurora. En esta aniquilación, el místico, convertido en nada y ciego ante el mundo, se ha hecho de luz.
Extracto de "La extinción como aurora: fuego y agua en el sufismo y en el arte contemporáneo."
La peregrinación, El Hajj:
El hayy es el viaje al límite, al límite de lo humano, al límite de las fuerzas, al límite de sí mismo. Es física y psíquicamente una experiencia de extinción.
Escribe Abdul Wakil Cicco es su nota “Camino hacia La Meca”
"La vida, para la mayoría de la gente, es un peregrinar sin sentido. Un ir a ninguna parte, un pelear por cosas que importan poco y acaban pronto. Un ir y venir sin ton ni son, haciendo fila, esperando turnos, trayendo más gente al mundo, hasta que Dios decreta que el peregrinaje aquí ha terminado y uno debe dejar su lugar para peregrinar al más allá.
En el islam, peregrinar es uno de los cinco pilares de la fe.
Normalmente cuando uno sabe que hay una multitud cerca, la evita. El hajj es saber que hay una multitud y, aun así, dirigirse a ella. Como la mosca que se dirige al fuego. La peregrinación es un acto voluntario de aniquilamiento.
El hajj consiste en un 1% de ritos y en un 99% de paciencia. Es un golpe en el centro de tu tolerancia.
La peregrinación reproduce un puñado de actos de la vida de Abraham y su familia. En ese ir y venir con sentido, Dios ha encriptado los secretos para que los peregrinos regresen de allí sin pecado alguno. Ir al hajj, también se dice, es ir a morir. Por eso, lo primero que uno hace es quitarse sus prendas y vestir las prendas del peregrino: dos túnicas para los hombres –las mujeres pueden ir cubiertas con su ropa habitual– y un par de sandalias. El ihram –esas prendas blancas y nada más que eso– es para el peregrino como una mortaja. O, mejor aún, como el traje de bodas."
Dormiré y me afeitaré
Todos los peregrinos visten de la misma forma.
Hay varios ritos y uno es pasar la noche en el camino.
Al terminar la mayoría se rasura el cabello.
Comeré lo que comer
Andaré por el corral
Donde no hay cautivos ya
Uno de lo punto importantes de la peregrinación es el sacrificio de un cordero que se dona a personas necesitadas.
“ [En el sacrificio después de Hajj] No es un sacrificio de una cabra o una vaca o un camello, sino de necesidades, del amor, del deseo, del hábito, de la codicia y un mil otros obstáculos en el modo de presentar a la verdad. Se representa la muerte del ego, sin embargo los musulmanes simplemente sacrifican un animal. " Abdul Sattar Edhi.
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