Sohbet 30: "La Montaña"

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  Hablaré con el jardín Hablaré con el que se fue Todos quieren mi montaña Todos quieren mi montaña De la mitad de las sombras La mitad partida, siempre Solo quedan las alturas Solo quedan las alturas Trepen a los techos, ya llega la aurora Trepen a los techos, ya llega la aurora Andaré por el corral Donde no hay cautivos ya Pagarán por mi montaña Pagarán por mi montaña Comeré lo que comer Dormiré y me afeitaré La montaña es la montaña La montaña es la montaña Trepen a los techos, ya llega la aurora Trepen a los techos, ya llega la aurora Introducción: «La montaña» es una canción incluida en su álbum solista Pelusón of milk editado en 1991. Interpretación: De la mitad de las sombras La mitad partida, siempre El tema comienza con la dualidad. Entre “el jardín” y “el que se fue” . Rumi decía: “Como una sombra, soy y no soy." "Tú eres una sombra: ¡aniquílate en los rayos del Sol! ¿Cuánto tiempo seguirás contemplando tu sombra? ¡Contempla también Su luz!” Hablar con el Jardín...

Sohbet 1: “Los libros de la buena memoria”

 

Sohbet 1: “Los libros de la buena memoria”




El vino entibia,
sueños al jadear…
desde su boca,
de verdeado dulzor…
y entre los libros,
de la buena memoria,
se queda oyendo,
como un ciego frente al mar…
Mi voz le llegará,
mi boca también…
tal vez le confiaré,
que eras el vestigio del futuro…
Rojas y verdes,
luces del amor…
prestidigitan,
bajo un halo de rouge…
¿qué sombra extraña,
te ocultó de mi guiño…
que nunca oíste,
la hojarasca crepitar…?
Pues yo te escribiré,
yo te haré llorar…
mi boca besará,
toda la ternura de tu acuario…
Más si la luna,
enrojeciera en sed…
o las impalas,
recorrieran tu estanque…
¿no volverías,
a triunfar en tu alma….?
yo sé qué harías,
largos viajes por llegar…
Parado estoy aquí,
esperándote…
todo se oscureció,
ya no sé si el mar descansará…
Habrá crecido un tallo en el nogal…
la luz habrá tiznado gente sin fe…
y esta botella,
se ha vaciado también…
que ni los sueños,
se cobijan del rumor…
Licor no vuelvas ya,
deja de reír…
no es necesario más,
ya se ven los tigres,
en la lluvia…


Introducción:

Canción de la agrupación Invisible, incluida en el disco “El jardín de los presentes”.

Ya a mi imaginario de musulmán el término “Invisible” y “Jardín de los presentes” me generan muchos pensamientos:

Invisible de Spinetta tiene que ver con el con su Nafs, su ego. Con invisible quiere trabajar en el concepto de grupo, una experiencia colectiva, todos los temas fueron firmados de manera conjunta por todos sus integrantes. No brindaba entrevistas de manera individual, siempre con toda la banda presente.

“En Pescado se dio un procedimiento al revés que en Almendra. Si el primer disco de Almendra fue dulce y el segundo agresivo, en Pescado sucedió al revés: con el segundo disco doble se almendrizó el sonido. Y en Invisible llegó el equilibrio entre ambos mundos.” (L.A.S)

Machi Rufino, bajista de la banda,  cuenta que años después le preguntó a Luis qué pensaba de Invisible y que este contestó, “Mirá Machí, para mi Invisible es una joya que la guardo en un cofre de oro”.

El sufismo es la ciencia de hacerte Invisible y a la vez ser esencial en una sociedad. El concepto de ser Invisible no es sinónimo de estar ausente. Invisible es estar presente sin ser notados y es uno de los objetivos principales de las sociedades islámicas, trabajar en la empatía, en la justicia social y evitar que los deseos de individualidad florezcan. El objetivo del Islam es hacer de una sociedad un Jardín de personas presentes, y de egoísmos invisibles.

Luego existe un mundo invisible “Invisible” diferente, que requiere un grado de conocimiento elevado, que es propio de esas personas especiales, para aquellas a las que llamamos, al-Insān al-Kāmil.

De acuerdo con la tradición la mística musulmana Rābe'ah se encontró un día con Shayban Ra'i y le informó que pensaba salir en peregrinación. Shayban sacó algo de oro de su bolsa y se lo ofreció a Rābe'ah para su viaje. En respuesta, Rābe'ah levantó su mano en el aire, y al instante se llenó de oro. “Sacas el oro de tu bolsa”, le dijo a Shayban, “mientras yo lo recojo del mundo Invisible”. Así pues, se fueron ambos de peregrinación con la fe en La Divinidad (tawakkol ) como único bagaje.

Por otro lado, de Māmā 'Esmat se cuenta que casi siempre que el éxtasis y el rapto la arrebataban, se podían observar brillantes luces fluyendo de su corpiño y de su falda, y el siguiente verso que escribió demuestra esta idea:

“Era una pobre mendiga sin pertenencia alguna, entré en la Senda de la pobreza espiritual. Ahora vendo las perlas y las joyas que están en el mercado Invisible.”

Los libros de la Buena Memoria:

La letra según Spinetta contiene "toda una simbología del amor":

“Siempre me pareció un tema que podía sobrepasar el tiempo. Aunque la letra habla del alcohol (‘licor, no vuelvas más’, ‘El vino entibia sueños/ al jadear/ desde su boca de verdeado dulzor’) es una cosa totalmente imaginaria. Por ahí, con la palabra licor estoy simbolizando otro tipo de vicios, pero el alcohol nunca fue una de mis aficiones. La letra está llena de imágenes somnolientas: son las imágenes de quien espera para el amor ‘como un ciego frente al mar’, porque la ceguera también es la de quien aguarda. El vino y el licor están ligados a las canciones de amores imposibles (eso de ‘tomo y olvido’ o ‘tomo y espero’) y frases como ‘que sombra oscura te ocultó de mi guiño’ aluden a recuerdos de los amores idos. Hay toda una simbología de amor en esta canción: las luces verdes y rojas que menciono en otro verso se refieren, obviamente, a lo permitido y lo negado. El tema concluye diciendo 'No es necesario más, ya se ven los tigres en la lluvia'. En realidad, son tigres en la nieve, es una imagen inspirada en El secreto de la flor de oro, una visión que aparece si se llega a cierto punto de meditación.”

Imposible tomar la poesía del Flaco y aseverar “este tema habla de tal o cual cosa”, pero podemos ir desandando las diferentes imágenes que va creando.

El Amor y el Sufismo:

El sufismo es un camino que emprende una persona enamorada hacia una Entidad Amada.

“Oh, Amado, tómame. Libera mi alma. Lléname con tu amor”. Rumi

Sufismo. Amor, belleza, contemplación, consciencia de Dios, embriaguez del amado… Dice Annemarie Schimmel de esta experiencia espiritual en su libro Las dimensiones místicas del Islam (Pliegos de Oriente, Trotta, 2000).

El estilo de este tema me remite a la típica poesía sufí. Vamos a ir paseando por diferentes conceptos del imaginario sufí.

El Vino:

El vino, como todo embriagante, es una sustancia de consumo no permitido para la cosmovisión islámica, a pasar de esto nunca fue impedimento para utilizarlo en la tradición poética sufi como analogías del amor de una persona para con La Divinidad:

Zobayda, mística y poetisa iraní con el pseudónimo de Ŷahān (el mundo). Dejó un diwān del cual es un ejemplo de esto:

“En lo más hondo de mi corazón, sentí el dulce murmullo:
'Si estás enamo
rada, vuélvete loca, loca. Si deseas Su Unión, vuélvete extraña,
extraña'.
Si amas sinceramente, si eres fiel a Su amor, aniquila tu ego, quémalo.
Arrójate en la hoguera del amor como una mariposa, ¡oh corazón!,
sé mariposa,mariposa.
Ya que en el corazón de cada gnóstico abundan las tabernas donde fluye ese vino,
¡oh corazón! si quieres ser un gnóstico, conviértete en taberna, conviértete en taberna.

¡Ven, ven, Escanciador!, tráeme una o dos copas de ese vino
para que con el fuego de mi alma cante ebriamente algunos versos.
Con esta borrachera, hundiré en el olvido la memoria de mí,
para que, salvo Tú, no quede nadie, ni conocido ni desconocido.
Por el amor del rostro del Amado, “Ŷahān” se ha vuelto perpleja,
y habla como una ebria, esta loca, esta loca enamorada."


Verdeado dulzor:

El color verde, el color litúrgico y espiritual del Islam. Desde las antiguas religiones del Oriente Próximo hasta el Islam, el verde es el color del firmamento espiritual, el de los vergeles del Paraíso, la tierra del más allá. El jardín verdeante que alcanza el alma difunta (den) en el mazdeísmo, el verdor de la tierra de Xvarnah en el zoroastrismo, o el ascenso del alma (gryw) al Paraíso de Luz en el maniqueísmo, son ideas que retoman los grandes poetas persas (Nizami, Rumi, Hafiz) para hablar de la resurrección y de la entrada en el mundo del alma. En el sufismo la luz verde tipifica la cumbre del crecimiento espiritual, el jardín eterno (al-Kubrh, al-Simnani); es el «Mar Verde» que constituye el indicio del resplandor de la vida eterna (Ibn al-'Arabi); es el color de la perfección absoluta ('Iraqi) y de la resurrección (al-Tirmidhi), el color del prado donde brota la Fuente de la Vida eterna (Suhrawardi, Ibn al-'Arabi, Rumi), etc. Es, en definitiva, lo que Nizami llama «el precioso jardín esmeralda», Rumi el verdadero «vergel» y Hafiz el «jardín de la visión».

El sabor, el aroma, son recursos recurrentes en la imaginaria sufi.  Muchos escritos sufís hacen referencia de la dualidad u opuestos para explicar experiencias. De las Perlas Sufíes : “Hay que comprender que todo en la vida aparece a través de pares de opuestos, de tal modo que no es posible alcanzar algo sin antes toparse con su contrario. La dulzura de la miel se percibe en contraste con el vinagre. De ahí la declaración de Rûmî: «Quien sufre dolor capta el aroma del mensaje» (M I, 628).”

Sobre el Paraíso en el Corán:

"Las personas llevarán vestiduras verdes de seda y brocado; y serán adornadas con brazaletes de plata. Y su Divinidad Sustentadora les dará a beber de una bebida pura." (Corán 76:21)

La dulzura:

El Profeta Muhammad dijo: “Probará la dulzura de la fe aquel que se complazca en Allah como única divinidad, del Islam como forma de vida y reconozcan a los Mensajeros”.

Ibn Hazm de Córdoba escribió:

"La dulzura (baláwa) es la finura de los rasgos y la gracia de los movimientos y la ligereza de los gestos y la adaptación del alma a los accidentes de las formas, aunque no sean bellas."

Sueños al jadear

En el sufismo hay una ceremonia llamada Dhikr, "Recuerdo" (Buena Memoria), en donde un grupo de personas comienza a cantar diversos nombres de La Divinidad. Hay diversos estilos y formas en que cada camino sufi realiza esta reunión. En el dhikr hay un aspecto particular que es el Jadeo.

Del Blog "Carvansaray" en su articulo "Siete puertas hacia el sufismo: El Dhikr, el éxtasis como forma de adoración".

"Después recitación de Corán y de la oración de la noche, en el dergah era el momento de una de las ceremonias más importantes de la orden, el dhikr.
El sheik, desde el silencio, canta la profesión de la fe (“la ilaha illa llah”), con una melodía que, después me daré cuenta, es nueva cada vez. Los derviches repiten la frase. Los hombres cantan la ilaha illa llah, moviéndose rítmicamente, al unísono, como un péndulo. Poco a poco incrementan la velocidad de la invocación, que pierde su melodía, y el movimiento se traslada solo a la cabeza, que se mueve de un lado al otro mientras dicen “no hay más dios que Dios”. Continúan así, cada vez mas rápido, subiendo de tono y bajando un número impar de veces e incrementando la velocidad en cada ascenso y descenso hasta que el sheik, con una palmada sobre su pierna, cambia la forma de repetir la frase y comienzan a hacerlo con un jadeo, con un sonido producido por la respiración. Aquel sonido áspero y cortante, generado entre el aire del diafragma y el sonido de la glotis es una especie de respiración sagrada que según dicen afecta el plexo solar. Sobre aquel rugido, un solista comienza a recitar. Cuando el maestro grita, nunca es un grito, sino una voz que retumba, serena y a la vez increíblemente fuerte, como un rugido del rey de los leones, y los derviches mudan el ritmo a una respiración jadeante que se acelera. Cuando llega al punto máximo comienza a decrecer en volumen hasta convertirse en un suspiro.
Un solista sube la voz. El tambor vuelve a empezar. La respiración, el jadeo gutural, cambia de sonoridad. Los hombres se toman con cada mano de las solapas de su chaleco. El ritmo de la respiración jadeante vuelve a cambiar y se acelera y se intensifica hasta que ya no deja lugar para otra cosa, hasta que invade todo y no hay quien no sude ni quien conserve el aliento, quien no sienta su pecho expandido y su mente vacía de todo cuanto no sea sonido. No queda ya nada que no contenga eso. Y aquella satisfacción plena embriaga en su misterio y deja lugar a un silencio llamado paz, llamado sakinah. Todo calla de golpe. Todo movimiento se desvanece."

La escritora del Blog "Cuaderno de Luz" indica:

"Y la más poderosa y también peligrosa si no es bien dirigida es el Hadra, que significa "Presencia".
Se cogen en círculo de las manos, y van cantando Dikra, el movimiento es inclinándose hacia abajo y hacia arriba, doblando las rodillas, en el centro hay una persona dirigiendo el Hadra, al final se acaba diciendo ALLAH, Al es respiración hacia dentro y lah expiración hacia fuera, se hace una superventilación y te puedes coger un colocón muy fuerte, después Hú, y al final una respiración jadeo, yo la primera vez que lo hicé pensé, "esto es como hacer el amor en grupo con Dios" y me ruboricé, porque los jadeos son muy sexuales, respiración, movimiento y palabras de poder sagradas."


Martin Lings en su Libro "Un santo sufi del Siglo XX - El Sheij Ahmad Al-'Alawi".

"Otras veces, después de permanecer varias horas inmóviles y en silencio, los discípulos iniciaban lentamente una prolongada salmodia. Luego se juntaban en grupos formando un círculo y, cogiéndose de las manos, empezaban a balancearse hacia adelante y hacia atrás, lenta y rítmicamente, pronunciando con voz clara y a compás de cada movimiento el Nombre de “Allåh”. Esto empezaba con un ritmo bastante lento, que dirigía en el centro del círculo una especie de director de coro cuya voz dominaba sobre las de los demás. Mientras tanto, algunos de ellos seguían con la salmodia, que cada vez era más fuerte y enérgica. Poco a poco el ritmo se aceleraba. El lento balanceo del principio dejó paso a un rápido movimiento de doblamiento y brusco estiramiento de las piernas. Pronto, los componentes de cada uno de estos círculos en rítmico movimiento (los pies permanecían quietos) empezaron a jadear y las voces enronquecieron. Pero el ritmo continuaba acelerándose, los movimientos eran cada vez más violentos, bruscos, casi convulsivos. El Nombre de Dios ya no era más que un hálito, y esto continuó así, cada vez más deprisa, hasta que la misma respiración dejó de oírse. Algunos caían al suelo, exhaustos."

El Libro:

Si a una persona que profesa el Islam le pones en una misma frase las palabras libro y memoria enseguida aparece el Corán como imagen.

“Juro por el Corán, poseedor del Recuerdo”(Corán 38:1)

El Mar:

A la pregunta de cómo es Allah, La Divinidad, Mawlana Sheij Nazim, maestro sufí, responde: Océanos, Océanos, Océanos...

La imagen del mar como lo vasto, siempre ligado a de La Divinidad, y a Su Conocimiento.

“En el océano del Ser, olas errantes somos,
frente a ese mar en movimiento, la perplejidad somos;
y aunque aparentemente somos ola, burbuja, espuma,
todo cuanto sabemos es que sólo agua somos.“

Diwan de Nurbakhsh

"Escucha, ¡oh gota¡, renuncia a ti misma sin remordimiento,
y a cambio gana el Océano.
Escucha, ¡oh gota!, concédete este honor,
y en los brazos del mar, has de estar segura.
¿Quién podría gozar de tanta fortuna?
¡Un océano cortejando una gota!
¡En el nombre de Dios, en el nombre de Dios,
venda y compre de inmediato!
Ofrece una sola gota y toma este mar lleno de perlas". 
Mevlana Rumi.

La Ceguera:

El no mirar para mirar.

Un bello día de primavera, Rābe'ah (mística sufi) se encerró en su retiro, sin intención de salir. Sin embargo, su sirvienta le dijo: “Señora, salga y admire la obra del Creador”. “Entra tú, más bien”, le contestó la santa, “y mira al mismo Creador. Su contemplación me aparta de admirar Su Creación”.

'Attār incluye una versión poética de esta historia en el Libro de las adversidades:

"¿Hasta cuándo estarás contemplando los campos y los mares?
Si estoy ante el Creador, no pretendas llevarme a lo creado.
Si en tu interior hay un camino que te lleva al Creador,
para ti lo creado es como hierba seca.
Si ese camino ya está abierto, ¿por qué empeñarse en alargarlo?
La meta sagrada es contemplar el rostro del Alma del alma."

Rumi escribió:“Quienes aman abren el ojo que ve lo invisible, las demás personas mueren ciegas y sordas”. 

Luces verdes y rojas:



Las Latiaf o sutilezas son "órganos" psicoespirituales o, a veces, facultades de percepción sensorial y suprasensorial en la psicología sufí. Se cree que son partes del yo de una manera similar a como las glándulas y los órganos son parte del cuerpo.

Hay mucho autores y maestros que varían en la cantidad de Lataif, ubicación y color.

Los siete centros sutiles que van del «cuerpo tosco» al «cuerpo sutil» (qalab, nafs, qalb, ruh, sirr, khaji, akhfa) con frecuencia se describen en diez niveles con los cuatro elementos y el alma en el Mundo de la Creación y los cinco centros sutiles en el Mundo del Mandato Divino.

Pueden encontrar mucha información en bibliografías como ser “La Constitución Invisible del Ser Humano según el Sufismo”, pero son conocimientos y prácticas que deben ser adquiridas de manos de una maestra o maestro sufi.

De acuerdo con la tariqa Naqshbandi:

Nombre

Lugar

Luz

Efectiva para

Profeta asociado

Qalb

Dos dedos debajo del pecho izquierdo

Amarilla

Lujuria

Adán

Ruh

Dos dedos debajo del pecho derecho

Roja

Enojo

Noé y Abraham

Sirr

Dos dedos al lado del pecho izquierdo hacia el centro

Blanca

Codicia

Moisés

Khafi

Dos dedos al lado del pecho derecho hacia el centro

Negra

Celos y avaricia

Jesús

Akhfa

Exactamente entre los senos en el centro del pecho

Verde

Arrogancia y orgullo

Muhammad

Nafs

Centro de la frente

Sin Color

 

 

Qalib

Centro de la parte superior de la cabeza

 

 

 


La Ilaha illah Allah

  

El Guiño:

qué sombra extraña,
te ocultó de mi guiño…
que nunca oíste,
la hojarasca crepitar…

Desde ya el guiño es un gesto de complicidad, de acercamiento, y de sobre entendidos. En este caso La Divinidad le dice que ha dado varios gestos de Amor, y le indica…¿acaso no has escuchado la hojarasca crepitar?

“Para quien entiende, una señal es suficiente. Para la persona necia, sin embargo, mil exposiciones no son suficientes.”  Haji Bektash (Originador de la tariqa Bektashi).

Para esto vamos a citar una Sura (capítulo del Corán), Sura 87 o Sura Al A’la.

Todas las suras comienzan con la frase “Bismillahi Ar Rahmani Ar Rahim

Buscando el origen del término rahim, me encuentro con este curioso texto en el glosario de Webislam:
rahim [rahim]: el vínculo entre los seres.

Hay un hadîz qudsî que narra lo siguiente: «Cuando fue creado el mundo el rahim se arrodilló agarrándose al cinto de los vestidos de Al-lâh y le dijo: “Vengo de donde me rompen” (el sentido es: “los hombres van a romperme con facilidad”). Al-lâh le contestó: “¿Te bastaría si te diese de Mi Nombre (Rahîm)?”. Contestó el rahim: “Por supuesto”. “Pues sea —dijo Al-lâh—: el que te una, se une conmigo; el que te rompa, rompe conmigo” »

De la misma familia semántica que rahim (R-H-M), son los dos Nombres de Allâh Rahmân y Rahîm. El término que está en el fondo de la raíz es “útero, matriz” (rahim; en plural: arhâm). Lo que está vinculado, lo está por provenir de un mismo origen.


·        بِسۡمِ اللّٰہِ الرَّحۡمٰنِ الرَّحِیۡمِ﴿۱

·        87 : 1 En el nombre de Al-lah, Ar-Rahman, el Ar-Rahim.

·        سَبِّحِ اسۡمَ رَبِّکَ الۡاَعۡلَی ۙ﴿۲

·        87 : 2 Glorifica el nombre de tu Señoría, Altísima,

·        الَّذِیۡ خَلَقَ فَسَوّٰی ۪ۙ﴿۳

·        87 : 3 Quien crea y perfecciona,

·        وَ الَّذِیۡ قَدَّرَ فَہَدٰی ۪ۙ﴿۴

·        87 : 4 Quien designa y guía,

·        وَ الَّذِیۡۤ اَخۡرَجَ الۡمَرۡعٰی ۪ۙ﴿۵

·        87 : 5Y Quien hace brotar el pasto,

·        فَجَعَلَہٗ غُثَآءً اَحۡوٰی ؕ﴿۶

·        87 : 6 Que luego convierte en hojarasca negra y podrida.

·        سَنُقۡرِئُکَ فَلَا تَنۡسٰۤی ۙ﴿۷

·        87 : 7 Te enseñaremos el Corán y tú no lo olvidarás,

·        اِلَّا مَا شَآءَ اللّٰہُ ؕ اِنَّہٗ یَعۡلَمُ الۡجَہۡرَ وَ مَا یَخۡفٰی ؕ﴿۸

·        87 : 8 Salvo lo que Allah quiera. En verdad, Ella sabe lo que está al descubierto y lo que está oculto.

·        وَ نُیَسِّرُکَ لِلۡیُسۡرٰی ۚ﴿ۖ۹

·        87 : 9 Y te daremos toda clase de facilidades.

·        فَذَکِّرۡ اِنۡ نَّفَعَتِ الذِّکۡرٰی ؕ﴿۱۰

·        87 : 10 Sigue, pues, dando buenos consejos; en verdad, esta acción es provechosa.

·        سَیَذَّکَّرُ مَنۡ یَّخۡشٰی ﴿ۙ۱۱

·        87 : 11 Quien es consciente de Allah, pronto prestará oídos;

Vemos que las hojas secas son un signo para quien pueda ver el poder de la vida, de la creación que genera La Divinidad. El verdor de la hierba, luego la hojarasca…y de nuevo el verde.

El acuario:

Pues yo te escribiré,
yo te haré llorar…
mi boca besará,
toda la ternura de tu acuario…

Si lo vasto, el conocimiento supremo, Allah se compara con el océano para que podamos tener una idea de su magnitud, nuestro acuario es la muestra de lo divino en nuestro ser.

De Ayman Alshboul:

El espíritu (al-ruh) y el alma (al-nafs), la mente (al-qil) y el cuerpo

La cosmovisión islámica dice que la ruh es el soplo de vida en la persona, pertenece a Allah pero vivifica a la persona mientras dura su estancia temporal en ella. En tanto que ruh, nunca pasa a ser parte de la persona. Es como la lluvia que cae del cielo y fecunda la tierra a su paso, pero que a su tiempo se evapora de nuevo sin llevarse nada de la tierra que irrigó. Si estudiamos los términos árabes comprendemos que, incluso desde antes del Islam, las personas árabes relacionaban la ruh - el principio vital en general - con la nafs, principio vital ya individualizado, nacido con la persona y a partir del cuerpo, y desde el que se generará la idea qué la persona tiene de sí misma: La ruh fecunda el cuerpo, y el cuerpo genera su nafs. Según el relato revelado, Allah sopló su hálito en Adam: su ruh, llamado así porque contiene la rauh ("soplo ligero"). Veamos, por su parte, que nafs pertenece a la familia de palabras de nafasa ("respirar") o nafas ("respiración"). Podríamos decir poéticamente que lo que evocan los términos árabes es que "el viento de Allah provoca respiración en ti".

La Luna:

Más si la luna,
enrojeciera en sed…

Dijo el Profeta Muhammad dijo: “Ciertamente el sol y la luna son signos de Allah y ellos no se eclipsan por la muerte de alguien ni por su nacimiento, entonces cuando vean un eclipse, realicen la oración y hagan súplicas hasta que haya terminado”.

Impalas y estanques:

o las impalas,
recorrieran tu estanque…
¿no volverías,
a triunfar en tu alma….?

Si bien no son la misma especie, las impalas me llevan a pensar en gacelas. Es un animal asustadizo, muy preciado, de gran elegancia y velocidad. El nombre femenino gacela viene de la palabra persa Ghazal, que significa "elegante y rápida". 

Pero también es un género lírico. En la literatura árabe se trata de un poema cuya etimología está emparentada con las ideas de cumplido. De la misma raíz deriva la forma tagazzul, "componer poesías amorosas". Conceptualmente el gazal tiene estrecha relación con el nasib (o tasbib), prólogo amoroso que sirve de introducción junto con el rahil (descripción de un viaje por el desierto), al tema panegírico que caracteriza la composición poética llamada qasida.

Una gacela puede ser entendida como una expresión poética de ambos el dolor de la pérdida o la separación y la belleza del amor a pesar de ese dolor.

Si pensamos en la impala tanto como animal, y el estanque, como un contenedor de agua, en árabe se denomina (بركة ماء) barikat maa’, y desde esa raíz viene la palabra alberca. Hasta tal punto el agua en la tradición muhammadiana es bendición que nuestra palabra “alberca” viene del árabe “al-baraka”; directamente: “la bendición”.

Cuando la paz está en tu ser, es cuando la baraka de Allah te recorre. (Es lo que se desea en el saludo entre la comunidad islámica As Salam aleikum wa rahmatullahi wa barakatuhu , que la Paz, la Misericordia y las Bendiciones otorgadas por La Divinidad estén con vos).

Cuando estás en un estado de tranquilidad es el momento de seguir recordando, y no dejar que tu ego le gane a tu alma. Que el ruh esté sobre el nafs. Y esa es la ciencia del sufismo.

Nogal:

Habrá crecido un tallo en el nogal…

El Šaŷarat al-Tūbà o Árbol de la Felicidad Es considerado como el más grande del Paraíso. Hay un hadiz (dicho) del Profeta que decía lo siguiente acerca de este árbol: «En el cielo está el Árbol de la Felicidad, cuya raíz está en mi morada y cuyas ramas dan sombra a todos los alcázares del cielo, sin que exista alcázar ni morada que no posea alguna de sus ramas». La tradición refiere que está situado en el centro del Paraíso y se parece al nogal de Damasco. Lo describe de la siguiente manera: «Su raíz es de perlas, el tronco de mármol, las ramas de topacio y las hojas de estopa fina de seda. Este tronco de mármol es tan grueso que un joven camello tendría las clavículas rotas por la vejez a causa de haberle dado la vuelta». Tiene setenta mil ramas, la más lejana está unida al tronco del trono, y la más próxima, al cielo más cercano. No hay en el Paraíso estancia ni cúpula que no tenga una rama que le dé sombra y frutos apetitosos al paladar y a los ojos. Es algo semejante a lo que ocurre en este mundo con el sol que, estando originariamente en el cielo, su luz llega a todos los lugares de la tierra. A la sombra de este Árbol de la Felicidad se sientan los bienaventurados para oír relatos y cuentos que les narra un ángel. Existe una curiosa leyenda por la que podemos apreciar que estas ramas serían de una notable longitud y es que un profeta coránico llamado Idrís (equivalente a Enoc bíblico) subió al cielo para que Dios le mostrara el Paraíso. Éste inspiró a Ridwān, el ángel guardián del Paraíso, que le ofreciera una rama del árbol Tūbà para que Idrís se colgara de ella y subiera al cielo. Y así lo hizo.

La Luz para todas las personas:

la luz habrá tiznado gente sin fe…

El mensaje, y lo bueno de la vida les ha llegado a todas las personas.

En el Corán encontramos el siguiente pasaje:

“Allah es la Luz de los cielos y de la tierra. La parábola de Su luz es como un nicho que contiene una lámpara; la lámpara está [encerrada] en cristal, el cristal [brilla] como una estrella radiante: [una lámpara] que se enciende gracias a un árbol bendecido --un olivo que no es del este ni del oeste --cuyo aceite [es tan brillante que] casi alumbra [por sí solo] aunque no haya sido tocado por el fuego: ¡luz sobre luz! Allah guía hacia Su luz a quien quiere [ser guiado]; y [con tal fin] Allah plantea parábolas a las personas, pues [sólo] Allah tiene pleno conocimiento de todo.”

La distracción:

y esta botella,
se ha vaciado también…
que ni los sueños,
se cobijan del rumor…
Licor no vuelvas ya,
deja de reír…

Este es una súplica por no permanecer distraído o distraída sobre lo superficial de este mundo.

Del Corán:

“Y manténte con paciencia al lado de aquellas personas que invocan a Quien le Sustenta mañana y tarde, buscando Su faz, y no permitas que tus ojos pasen sobre ellas en busca de las galas de este mundo; y no prestes atención a aquella persona cuyo corazón hemos hecho negligente de Nuestro Recuerdo porque ha seguido siempre sus deseos, abandonando todo cuanto es bueno y verdadero. (18:28)

no es necesario más,
ya se ven los tigres,
en la lluvia…

Reitero lo dicho por Spinetta:

“El tema concluye diciendo 'No es necesario más, ya se ven los tigres en la lluvia'. En realidad, son tigres en la nieve, es una imagen inspirada en El secreto de la flor de oro, una visión que aparece si se llega a cierto punto de meditación.”

Se trataría, más bien, del reconocimiento de la mano de Allah en la creación y estaría íntimamente relacionado con la contemplación (de la obra de La Divinidad creadora), la admiración (de las maravillas), la chispa divina en el espíritu (ruh) y el recogimiento. La contemplación es, además, de manera paralela, ensimismamiento en Allah, recogimiento e interiorización; un estar atentos a los reclamos por parte de La Divinidad, a la llamada y al dejarse ser buscado o buscada. “En la creación de los cielos y de la tierra y en la sucesión de la noche y el día hay, ciertamente, mensajes, para los dotados y dotadas de perspicacia y que recuerdan a Allah de pie, sentados y sentadas y cuando se acuestan y median sobre la creación de los cielos y de la tierra (…) No creaste nada de esto sin un significado y un propósito” (Corán 3: 190-191).

Cierro con este poema Para La Divinidad de Bibi Hayāti Kermāni, mística iraní:

"¿Por qué hieres mi cuerpo a cada instante con el acero del rechazo?
¿Hasta cuándo estarás bañando en sangre este cuerpo afligido?
Mi corazón se convirtió en gacela escondida en el bosque de Tu cabellera,
no hieras mortalmente a esta gacela con el dardo de la infidelidad.

¿Qué ocurriría si una noche entraras en esta choza de aflicción
devolviendo la dicha a esta mi alma entristecida?
¿Quién sabrá lo que vale mi poesía, esta perla negra?
Cultívala con sangre de mi pecho.

Hayāti se postró en Tu vecindad, besando el polvo,
¡Oh dulce Bienamado!, acaricia a esta pobre con Tu benevolencia.
Ese Amado de rostro de rosa y de temperamento de fuego,
esbelto como el ciprés, coqueto, juguetón y ebrio.

De jacinto sinuoso, de narciso alborotador,
de mirada seductora y ebrios labios de rubí.
Rompiendo corazones y derramando sangre,
vino a sentarse junto a mi lecho, en medio de la noche.

Abrió el capullo de sus labios, y delicadamente susurró:
“Tú que estás ebria y fascinada del vino de la copa de Mi rostro,
tú, cuyos ojos al amor se abrieron,
¿Cómo puedes pensar en comer o en dormir?”

Feliz aquel enamorado que cuando se enamora
deja el banquete y deja el sueño.
¿Cómo deseará el vino del paraíso quien,
como Hayāti, ebria está del vino de la preeternidad?"



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