Sohbet 30: "La Montaña"

Primera canción del lado B, el
álbum Almendra I de 1969.
Las canciones del álbum están clasificadas
de acuerdo con tres códigos figurativos, referidos al hombre de la tapa: el
ojo, la lágrima y la flecha de sopapa. A "Fermín" le corresponde la
flecha-sopapa, al igual que "Ana no duerme" y "Laura va".
El sobre interior indica que la flecha-sopapa corresponde a los "temas que
les cantan los hombres a esa lágrima del hombre de la tapa, atados a sus
destinos".
Spinetta ha dicho que la idea de Fermín fue
concebida en forma conjunta con Emilio del Guercio y en una entrevista comentó:
“Enfrente de mi casa vivía un personaje increíble llamado Fermín Miyara, un chico mogólico, (al menos eso pensaba la madre) que es en parte la personificación de Fermín para mí. Con Fermín compartíamos momentos de alegría cuando éramos chicos. Si bien él no podía jugar a la pelota con todos, se sentía acompañado en su tremendo problema cuando estábamos con él. También es una apología, porque me acuerdo de que la madre lo castigaba bastante, hasta delante de los demás chicos. Lo del Fermín del tema no sé si es un grado de enfermedad tan agudo como el que tenía él, pero sirve para definir la situación del alienado como célula propicia para recibir las injusticias más aberrantes.”
En un artículo, titulado "No solo del canto vive la Almendra", Spinetta ilustró la canción con el dibujo de un hombre grande, girando sobre sí mismo como su estuviera bailando, con las manos también girando.
El músico folklórico Rubén
"Mono" Izaurralde eligió a "Fermín" como su canción
preferida, resignificándola para referirla a los desaparecidos y en
general a las personas mentalmente y emocionalmente dañadas por la represión,
el maltrato y la injusticia:
Escuché “Fermín” por primera vez cuando yo tenía unos 14 o 15 años; yo tenía amigos más grandes en el conservatorio de música y algunos de ellos pasaron por estas experiencias terribles como las que siento que evocaba “Fermín”. Algunos de estos amigos míos fueron chupados, y luego quedaban en un estado difícil de sobrellevar. Un poco como lo que uno vio siempre en esas películas sobre Vietnam, con los tipos que vuelven de la guerra y quedan en un lugar que no es; bueno, lo que les pasó a muchos de estos chicos fue algo así pero acá, sin haberse ido a ningún lado. Algunos terminaron pasados de rosca porque estaban viviendo una situación que no podían ni ver ni soportar; a veces por ahí tenían un hermano desaparecido. Esa es la gente de la que yo digo que quedó como “en otro lugar”, gente que uno podría decir o creer que están locos, pero que simplemente están en otro lado, y miran las cosas desde ahí... Hay algo de ese cuelgue triste, de ese girar y dar más vueltas.
Si Ana son todas las Anas, todas las
místicas y maestras del Islam, Fermín son todos los Fermines, todos los Locos
de Allah, los místicos y maestros del Islam.
En esta interpretación nos vamos a enfocar
en dos aspectos del sufismo, la locura y el baile de los derviches.
Para ir de a poco en este concepto voy a
compartir una entrevista que le realizaron a Sergio Veleda titulada “Solo
creería en un dios que supiera danzar” publicada en “La Vanguardia”.
Se autodefine como “Enamorado del sufismo”.
Nota:
“Tengo
59 años. Soy del sur de Brasil. Soy psicoterapeuta neorreichiano y profesor de
meditación. Casado con Evania Reichert, sumamos cuatro hijos y dos nietos. ¿
Política? Libertad, soy anarco-misticista. Soy ateo espiritual. El sufismo es
un misticismo, un islam antidogmático.”
¿Qué es el sufismo?
Es un misticismo islámico, un islam oculto,
invisible.
¿Por qué invisible?
Prescinde de mezquitas y líderes, no es
normativo, doctrinal, dogmático. Es íntimo: tú mismo ahondas en tu oscuridad
para hallar tu luz.
¿Qué luz?
La luz de la vida, de estar vivo y de
sentir la vida: se oculta en tu interior, ¡ahí está todo!
¿Ha visto usted esa luz?
Una noche, acostado, el corazón se me
desbocó, no podía moverme y, con inmenso terror, sentí que iba a morir.
¿Un ataque de pánico?
¡Sí! Era el fin, y en el paroxismo del
pánico acepté abandonarme a morir. Entonces el miedo se disipó en la calma y
accedí a un saber profundo que transformó mi vida.
¿Qué supo que antes no sabía?
Sentí que algo indeterminado latía bajo
todas las cosas, sentí la fuerza que nos mueve y nos lleva, sepámoslo o no.
¿En qué era usted otro por la mañana?
En que ya sentía que no respiro: soy
respirado. No me muevo: soy movido. No como: soy comido. Sé desde entonces que
la vida me lleva (y a ti también), ajena a mi voluntad (y a la tuya). ¡Vivir es
no oponerte al flujo vital!
¿Y nos oponemos?
Demasiado. De niño tuve la suerte de
descubrir la belleza en la poesía: Whitman, Blake, Homero, Rimbaud...
¿Para qué le sirvió?
Aprendí que el sufrimiento puede
transmutarse en belleza. Beethoven sufría muchísimo, ¡y compuso una sinfonía
sublime, la novena, esa música angélica!
Pero íbamos a hablar de sufismo...
El término sufí se acuñó hacia el siglo X,
quizá desde el griego sophoi (sabio), quizá desde el árabe suf (lana blanca,
por la túnica de ermitaños preislámicos) o sufa (cercano al Profeta).
¿Qué postula un buen sufí?
No poseer. No ser poseído. Libertad. Libre
albedrío. Y vivir según la fitra.
¿Qué es la fitra?
Tú naces sin religión, sin nación, sin
ideas... sólo naces con fitra: inocencia original. ¡La fitra es lo único que el
sufí obedece!
Pues entonces el sufí parecerá un niño,
un loco, un poeta, un insumiso...
El sufí incomoda a los rigoristas, pues no
acata más reglas que las de su fitra. Por eso musulmanes ortodoxos quemarán a
Mansur Hallaj (s. X) y matarán a Ibn Arabí (s. XIII).
¿Maestros sufíes?
Sí. Ibn Arabí, nacido en Murcia y muerto en
Damasco, dijo esto: “La mejor imagen de Alá es la belleza de la mujer”.
Tan irrebatible como provocativo.
Sus admiradores le llamaron “Príncipe del
camino”, pero él rechazo toda veneración, como corresponde a un buen malamati.
¿Malamati?
Una modalidad de sufí, como otras son el
qalandar y el derviche. El malamati actúa para ser rechazado.
¿Por qué?
El buscador convencional ve la realidad
literal, y el buscador sufí ve la poética. Pero el buscador malamati ve la
realidad sagrada, tan invisible que él se oculta y ora en secreto.
¿Una especie de eremita clandestino?
Unos devotos salieron al encuentro de un
malamati: al verles acercarse, él desenfundó su pene y orinó, para alejarles.
¿Y el qalandar, qué hace?
Desobedece las normas. En la mezquita reza
en dirección opuesta a todos: “Hacia donde mire, ahí está Alá”, dice. Vive sin
casa, con perros, entre árboles: “Me entienden mejor y los entiendo mejor que a
las personas”.
Estos qalandar son hippies islámicos.
“Acercarte a un político o autoridad
mancha”, sostienen. Y el derviche (mendigo): nada tiene, nadie le tiene..., y
es dionisiaco.
¿Dionisiaco?
El budismo es apolíneo: exalta la
conciencia plena, el autocontrol consciente. El sufismo es dionisiaco: exalta
la conciencia abandonada, la embriaguez extática.
¿Se emborrachan?
El poeta sufí Omar Jayyam elogia el vino,
metáfora de la embriaguez en la que caen todas las máscaras y queda la fitra.
¡Un islam alcohólico!
O mediante contemplación de la belleza, la
música, los cantos repetitivos ¡y la danza! Los derviches giróvagos danzan (
sama) hasta disipar el ego y abrirse a lo Otro: “Si tú estás, Dios no está; si
tú no estás, Dios está”.
Dan vueltas y vueltas, ¿verdad?
Como el Sol y los planetas, como la vida,
que es movimiento incesante: si se detuviese ¡todo se desharía! Todo es danza,
todo baila.
¡Poético!
Por sufí tengo al poeta Rimbaud: ve dentro
de sí en su Cartas del vidente. Como el filósofo Nietzsche.
¿También hay sufismo en Nietzsche?
“Los que eran vistos danzando eran
considerados locos por los que no podían escuchar la música” ( Así habló
Zaratustra).
Nietzsche murió loco, tras abrazarse a
un caballo.
Como sufí amo a los animales y comparto lo que dijo Nietzsche: “No creería más que en un Dios que supiera bailar”.”
El Giro, la danza y la locura.
Hablar de Rumí es referirse a la poesía, a la música y la danza, en una palabra, al Sema u oratorio espiritual de los derviches giróvagos, orden fundada a su muerte por sus seguidores, que realizan una meditación en movimiento llamada “Sema”, donde hombres y mujeres giran sobre sí mismos acompañados por flautas y tambores.
Sobre la danza Rumi escribió:
A cada persona que iba a visitarlo, le advertía: "Si querés encontrar a La Divinidad, vas a tener que girar".
Solía recitar sus poemas mientras bailaba girando sobre sí mismo. La estructura inherente a su poesía -el flujo incesante de su imaginación, la cadencia interior, la repetición de ritmos al estilo de los mantras- refleja a menudo este movimiento circular. Un significado conlleva sutilmente otro y una perspectiva, otra. Incluso el estado de silencio al que se refiere tantas veces no es algo estancado, sino cargado de posibilidades siempre nuevas. Nada referente a Rumi puede darse por sentado: quien lee debe ser siempre consciente del significado que se esconde tras el significado y del velo que hay tras el velo.
Propio de la experiencia místico-amorosa es la embriaguez del amor que hace del místico un "loco por Dios", como lo fue San Francisco de Asís, Santa Teresa de Ávila, Santa Xênia de Rusia y también Rumí. En un poema dice:
La historia de la creación de esta forma única de dhikr es que Rumi estaba caminando por el mercado de la ciudad un día cuando escuchó el martilleo rítmico de los orfebres. Se cree que Rumi escuchó el dhikr, لا إله إلا الله "la ilaha ilallah" (No hay más realidad, solo La Divinidad) en esos golpes y estaba tan fascinado de felicidad que extendió ambos brazos. y comenzó a girar en círculo.
Niñez:
Seguro que alguna vez has mirado con a
niños y niñas y te has preguntado, ¿Es que no se cansa nunca de girar, dar
vueltas y estar con la cabeza en los pies? Es necesario que se muevan todo lo
que necesiten hasta que tengan desarrollado adecuadamente el sentido del
equilibrio.
Para explicar mejor esta cuestión hemos
querido recuperar un artículo, originalmente publicado en la revista First
Steps de Australia en la que su autora daba respuesta a todas las
cuestiones anteriormente planteadas.
“El primer sentido que desarrollamos es el
sentido del equilibrio. Es vital para la postura, el movimiento y el sentido de
“centro” en el espacio, el tiempo, el movimiento, la profundidad y uno mismo”.
Todas nuestras sensaciones pasan y están relacionadas con el sistema vestibular
(el sistema del equilibrio) por ello el niño o la niña que se esté
desarrollando sus sentidos los relacionará siempre con el sistema del
equilibrio ya que todo para por él.
En el artículo de First Steps se
explica que “nuestros ojos funcionan desde el circuito vestibular del cerebro.
Nuestros oídos comparten el mismo nervio craneal y el sentido del tacto está
íntegramente vincular al sistema vestibular a través del movimiento de las
células ciliares, que tienen los receptores localizados en la dermis de la
piel. Si el movimiento es el primer lenguaje del niño, las sensaciones son el
segundo. Sólo cuando la moción y las sensaciones están integradas, entonces
podrán desarrollarse plenamente las habilidades del habla, la escritura y la
lectura”.
Tal vez por esto el baile se denomina Sama’ , “escuchar”.
La mano derecha se coloca con la palma boca arriba, hacia el cielo para derivar la energía del cielo hacia la tierra, pasando por tu corazón. Y la mano izquierda hacia abajo (tierra ).
Las personas danzantes giran sobre sí con los brazos extendidos, simbolizando "la ascendencia espiritual hacia la verdad, acompañados por el amor y liberados totalmente del ego".
En Buenos Aires existe el Centro de “Giro Sufi- Sama Naqshbandi" a cargo de la Licenciada Paula Lena Karima. Directora del Estudio Neo Baladí, Giro Derviche, Danzas Orientales Folclóricas Femeninas y autora del libro “Neo-Baladí”.
De la nota “A girar que se acaba el mundo” de Abdul Wakil Cicco para La Nación, extraemos:
“A los 19, un profesor de danza le regaló a Karima un libro de Rumi. Y ella sintió algo. Diez años más tarde, un profe egipcio de danza le mostró cómo los sufís en su país difundían su camino espiritual a través de los giros. "Lo primero para convertirse en girador es sentir el llamado. Hay giradores que giran despacio, otros rápido, pero lo que se busca es conectar con nuestro corazón", dice Karima, larga y delgada como una llama. "La mujer aporta al giro dulzura y calidez. Lo importante al girar es entregarse a Dios, ser su instrumento, ya no más hombre ni mujer".”
Hinduismo:
“Nuestra alma es un Campo Luminoso de
Energía que reside en el corazón del Universo, fuera del tiempo y el espacio;
Se extiende a través del vacío y se conecta a nuestros chakras y
cuerpo físico a través de un cordón luminoso. Los chakras giran en el sentido
de las agujas del reloj, en la misma dirección en la que giran los brazos de la
galaxia de nuestro Sistema Solar.”
Chamanismo:
“En las ceremonias de protección del rancho
o pueblo (loh), al terminar la ceremonia el h-meen efectúa
la "limpia" (puus) de todos los participantes, primero de las mujeres
y de los niños. A los niños pequeños los tienen abrazados sus madres, los más
grandes ya acuden por sí mismos a la "limpia". Con los
números "hun-p'ul, ka-p'ul, ox-p'ul, [...] wak-p'ul
ti' waxak lahun bolon" el h-meen se pone a contar los movimientos
que hace con el hisopo de sipilche' a cada persona, rociándola
con balche' (vino) dos veces desde la cabeza hacia los pies mientras
éstas giran en el sentido de las manecillas del reloj alrededor de sí mismas.”
En el cristianismo antiguo, se
llamaban giróvagos a ciertos monjes errantes y vagabundos,
que viajaban sin un destino predeterminado alojándose en los monasterios que
iban encontrando por el camino. Estos monjes no aceptaban ninguna de
las reglas monásticas propias de los monjes cenobitas. El
término proviene del latín gyrovăgus ( de gyrus, «giro», y vagus,
«vagabundo»), que significaba «errante, vagabundo, que erra dando vueltas».
En la Regla de San Benito se los
describe de una forma más bien peyorativa: «La cuarta clase de monjes es la de
los que se llaman giróvagos, porque se pasan la vida girando por diversos
países, hospedándose tres o cuatro días en cada monasterio. Siempre están de
viaje, nunca estables, sirven a su propia voluntad y a los placeres de la gula:
en todo son peores que los sarabaítas. De su estilo de vida tan lamentable
es mejor callar que hablar. Dejándolos, pues, de lado, nos dedicaremos, con la
ayuda de Dios, a organizar la vida de los esforzados cenobitas».
Esta práctica fue prohibida por los
concilios de Calcedonia (451) y Nicea II (787)
Locura en árabe es majnun (مجنون) que literalmente significa persona
enyinada o que fue poseída por un genio, yin.
Para
explicar esto tomaremos el siguiente artículo:
“La actitud del musulmán magrebí frente a
la locura (1956)”
Autores: Frantz Fanon y François Sánchez
Resumen.
Se ofrece la traducción de un texto
publicado en 1956. El texto considera la posición y actitud del musulmán
magrebí ante la enfermedad mental a la luz de la experiencia de los autores en
el norte de África y especialmente en Argelia. Se comparan las concepciones
occidental y magrebí de la locura.
“El occidental generalmente cree que la locura aliena al hombre y que no se entendería el comportamiento del paciente sin tomar en cuenta la enfermedad. Pero esta creencia no siempre involucra una actitud lógica en la práctica. Es como si al occidental a menudo se le olvidara la enfermedad: le parece que el alienado muestra cierta complacencia en lo mórbido y que tiende más o menos a sacar provecho de su estado para abusar de su entorno.
Si hay una certeza bien establecida, es
la del magrebí con respecto a la locura y su determinismo: el enfermo mental
está completamente alienado, es irresponsable de sus trastornos; es en los
genios en los que recae toda la responsabilidad. El enfermo es una víctima
inocente del genio o de los genios que lo poseen. No es su culpa que sea rudo y
amenazante o que persista en un total apragmatismo. La madre insultada o
golpeada por su hijo enfermo jamás pensará en acusarlo de falta de respeto o
deseos asesinos; ella sabe que su hijo no sería capaz libremente de querer
hacerle daño. No se intenta nunca imputarle acciones que están fuera de su
voluntad enteramente subyugada por la influencia de los genios. La colectividad
jamás adopta una actitud desconfiada y agresiva hacia el enfermo. Teóricamente
no está excluido del grupo. Sin embargo, es posible que el entorno recurra a
medios de contención. ¿No es prudente en algunos casos controlar
momentáneamente a los genios que parecen querer afectar la seguridad del
enfermo o del grupo? Ellos solos están comprometidos en estos excesos. El grupo
acuerda no prestarle al paciente la intención de dañar. Tan sólo están en juego
la malicia y la duplicidad de los genios mórbidos. El comportamiento del
enfermo se “interpreta” de acuerdo con las creencias generales. Su reputación
permanece intacta. Se preserva la estima y la consideración de la sociedad
hacia la personalidad trastornada. La enfermedad-genio es una enfermedad
accidental;
La esperanza de cura siempre está
permitida. En opinión de todos, la peregrinación a los santuarios es necesaria.
Estas visitas terapéuticas se repetirán según sea necesario. Si no se produce la curación, eso debe alentar la continuación de una terapia que se presenta como la más eficaz, pero bajo la condición de no hartarse prematuramente. Que se manifieste una mejora demuestra cuán útil es completar un tratamiento que ya ha eliminado a uno o más genios. Si se obtiene la curación, entonces el sujeto puede reasumir su lugar en la sociedad sin temor a ninguna desconfianza o ambivalencia por parte del grupo. Le será posible hablar sobre su enfermedad pasada sin la menor reticencia.
Lo que observamos en el Magreb, en definitiva, es una articulación armoniosa de creencias que permite la creación e implementación de una “ayuda mental”. Desde luego que esta ayuda es rudimentaria y no puede pretender solucionar el problema de la locura sino de manera fragmentaria, mediante la mera intervención de las buenas voluntades individuales o familiares involucradas en cada caso concreto.
Este modo natural de ayuda está impregnado de un espíritu profundamente holístico que conserva intacta la imagen del hombre normal a pesar de la existencia de la enfermedad. Que la enfermedad represente un castigo divino o una gracia también divina, es algo que el grupo no entiende; los propósitos de Dios son extraños para él: su actitud se guía por la preocupación de respetar al hombre. Quien sea considerado un enfermo mental es protegido, alimentado y cuidado por su familia siempre que sea posible. No es la locura la que provoca respeto, paciencia, indulgencia; es el hombre afectado por la locura, por los genios; es el hombre como tal.
Aunque esto no sea muy común, en algunas áreas, en ciertos pueblos pequeños, hay enfermos mentales que son realmente objeto de respeto y veneración por parte de la comunidad o al menos por parte de algunas personas. El enfermo no es considerado un loco (mahboul), poseído por los genios (majnoun). Se le considera un santo, se cree en su baraka, en su poder benéfico. Se cree que su mente es atraída por Dios (majdzoub), el pensamiento humano ya no habita en su cerebro. Ya sea retraso mental o psicosis, las fantasías del enfermo, sus extrañezas, sus trastornos son generalmente tolerables y compatibles con la opinión del entorno.”
De Ahmad Shariff:
“El girador es el más necesitado de amor, atención y reconocimiento, y se tira al círculo sagrado del diker llorando para que le dejen probar las ondas de Verdad y Belleza, que se propician en el Recuerdo de los 99 sagrados nombres de Allah. Con el tiempo, logrará transmitir aquello que recibe de Dios. Mientras tanto, es un acto de buena voluntad, tal como dar agua al sediento, dejar expresar al loco por Allah, su intento.”
«Huye de lo que es cómodo. Olvida la seguridad. Vive donde temes vivir. Destruye tu reputación. Sé notorio. Ya he intentado planificar con prudencia el tiempo suficiente. A partir de ahora me volveré loco». – Rumi
Y un ave que guarde su nombre
Morir y callar
La gotera:
Encontrarse con personas así son una bendición única, así como lo es la lluvia para la cosmovisión islámica.
Rumi dijo:
“Una gota de lluvia del cielo: si se recoge
con las manos limpias, es lo suficientemente pura para beber. Si cae en la cuneta, su valor baja tanto que
no se puede usar ni siquiera para lavarse los pies. Si cae sobre una superficie caliente, se
evaporará ... Si cae sobre una hoja de loto, brilla como una perla y
finalmente, si cae sobre una ostra, se convierte en una perla ...
La gota es la misma, pero su existencia
y valor depende de con quién esté asociada ”...
Esté siempre asociado con personas que sean buenas de corazón. Experimentarás tu propia transformación interior "
El ave, el agua y la vida:
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